Alguien ha apodado a Miguel Galuccio como “el mago”. Este personaje es un ex empleado de YPF que hoy invierte miles de millones de dólares en Vaca Muerta, con una empresa propia, Vista, creada luego de su paso por YPF. Los que somos escépticos no creemos que la magia exista. Por lo tanto, los magos lo que hacen son trucos, que no ve el público, pero que tienen explicación racional. ¿Cómo hizo magia Galucccio para pasar de empleado nombrado por Cristina Kirchner en YPF, en el año 2012, hasta que lo echó Macri, a ser uno de los más importantes operadores en Vaca Muerta poniendo miles de millones de dólares, sin haber invertido en tecnología ni en conocimiento de las técnicas complejas del fracking para  extraer gas natural y petróleo de las formaciones rocosas profundas de esquisto en Vaca Muerta? ¿O darse el lujo de invitar a participar en Vaca Muerta a otros amigos ex empleados de YPF, como los que se lanzaron con Aconcagua S.A.?

Como dijera su mentora: No fue magia. Galuccio se quedó con  estudios, planos, secretos, conocimientos confidenciales de la empresa YPF que usó luego en beneficio propio. Habría que ver, si la justicia existiera en Argentina, cual delito del Código Penal le cabe. Si el sencillo delito de hurto, administración fraudulenta por abuso de confianza, o la  Ley 27.442 de Defensa de la Competencia que califica como acto de competencia desleal el uso indebido de secretos industriales o técnicos de una empresa. O la Ley 24.766 de Confidencialidad de Información que protege secretos industriales y comerciales.

No fue magia. Porque la verdad de la milanesa es que fue la empresa YPF, en su etapa estatal, es decir, mientras la pagamos todos los argentinos, la que invirtió tiempo, esfuerzo, tecnología y millones de dólares en explorar, descubrir y explotar Vaca Muerta. En los años 70 y 80, fue cuando YPF realizó estudios estratigráficos y geológicos que identificaron la formación Vaca Muerta como una roca madre muy rica en materia orgánica. En los años 90 y 2000, consultoras internacionales y servicios de Schlumberger y Halliburton le aportaron datos de exploración, pero aún no había desarrollo masivo. El reconocimiento mundial llegó en 2010-2011, cuando YPF realizó perforaciones con técnicas no convencionales en Loma La Lata y Loma Campana, confirmando la viabilidad de Vaca Muerta como uno de los mayores reservorios de shale oil y shale gas del mundo.

No fue magia. Tras la estatización parcial de YPF en 2012, se inicia el desarrollo de Vaca Muerta a gran escala, con fondos del Estado Nacional o su garantía, bajo el mando del delegado en YPF de Cristina Férnandez de Kirchner: Miguel Galuccio. Llegan acuerdos con grandes compañías, que tenían la tecnología apropiada de Fracking: Chevron (2013, Loma Campana, socio estratégico de YPF) y Dow, ExxonMobil, Shell, Total, Wintershall, Petronas, Equinor. Las empresas de servicios: Schlumberger, Halliburton, Weatherford, Baker Hughes aportan know-how en perforación y fracking.

YPF, es decir, la empresa estatal, financiada por los argentinos, invirtió más de 30.000 millones de dólares en Vaca Muerta en los años (2012-2015) que la dirigió Galuccio.

No fue magia. El mago hizo la del manual del funcionario desleal (Y del vivo argentino, en la frontera de lo ilegal): se llevó el trabajo de cincuenta años de YPF,  sus secretos confidenciales, el  know-how en perforación y fracking, el tiempo ganado en el acorte de los plazos de extracción, que redujeron costos, la relación con los socios de YPF y con ello la atracción de las empresas extranjeras para colarse en los emprendimientos dentro de Vaca Muerta y la posibilidad de financiamiento externo.

No fue magia. O es la magia de la Argentina, donde en cuatro años podes pasar de empleado de YPF a tener una empresa que se convirtió, por arte de esta magia nacional en el segundo productor de petróleo no convencional de la Argentina, que invirtió seis mil millones de dólares en Vaca Muerta, financiándose en el mercado financiero internacional con la confianza de poseer la llave de Vaca Muerta. Como también Javier Iguacel, otro funcionario del área, ahora empresario, que con una empresa de siete millones de pesos de capital, comenzó este año a operar un área petrolera con una ganancia cautiva estimada de cien millones de dólares

Capaz hay que creer que en la Argentina, la magia existe.

Por Walter Hego para El Informante – Energía, Oil & Gas y Minería

Deja una respuesta