Aventureros, oportunistas, especuladores: prohibidos por ley entonces. ¿Y en la actualidad qué hacemos?
Cuando vemos los nuevos actores que están incorporándose a la fiebre del oro negro de Vaca Muerta y al excitado ambiente por la oportunidad única para nuevos aventureros a la operación de los pozos maduros del que se retira YPF, se reivindica la postura y medidas que tomaron los gobiernos liberales al momento de su descubrimiento en 1907.
Se visualizan en el sector la incorporación de nombres de personajes conocidos en otros ámbitos: ex funcionario que robaba para la corona y ahora vive en Suiza (Por las dudas),(Dueño de Integra, asociado a Pampa Energía y a Edenor) , otro que fue ministro de Macri e intendente que ahora compra pozos maduros con un capital de 7 millones de pesos (Bentia) y que piensa pagar con lo que gane, ex empleados de YPF que con sus esposas se metieron en Vaca Muerta y ahora entran default (Aconcagua) almaceneros transformados en empresarios del gas licuado y ahora comprando pozos maduros (Amarilla gas), un especulador financiero que compraba empresas en desgracia, que se convirtió en zar de la energía (Pampa Energía, que ilegalmente está integrada verticalmente en generación, transporte y distribución de electricidad), un hijo de banquero, hoy banquero que se dicha al futbol no puede pagar lo que le prestaron (Ullum energía de Genneia), y 60 aspirantes a pozos maduros con asombrosa falta de antecedentes en un sistema que pretende estar desregulado y de libre mercado. Todos siguen el ejemplo del exitoso empleado que condujo YPF, y de pronto creó Vista y es jugador importante en el sector.
¿Quién puede negar que la Argentina no es tierra generosa y de oportunidades?
Todos parecen ser lo que alguien, que como una broma pesada o burla a la gente, bautizó como “expertos en mercados regulados”, o sea, personajes crecidos al calorcito del Estado que saben que decir a los oídos de los funcionarios de turno. Este rejunte de aventureros a lo argentino, son los “emprendedores” que dicen van a operar parte de Vaca Muerta y los pozos maduros que deja YPF.
Esta es la débil y vulnerable realidad que subyace subterránea ante el espejismo de Vaca Muerta y el Plan 4 x 4 de YPF, que se vende con constante publicidad y persistente propaganda. Todo en la mentira de un libre mercado que no es tal, sino que está cartelizado por los mismos de hace décadas y por un Estado Nacional que pone sus fichas a YPF en un marco regulatorio de la década del sesenta, la ley 17319, modificada de manera incoherente en la década del noventa, que no resulta ser ni chicha ni limonada. Y la engañosa “estatización” de YPF por la ley 26741, que nada tiene que ver con la YPF de Mosconi, aunque sus impulsores hicieron un informe desastroso para fundamentar la ley, usando su nombre. Digo desastroso porque decía que el Estado no iba a pagar nada en la expropiación y terminó pagando a Repsol cinco mil millones de dólares en el marco del CIADI. Y comisiones aquí y allá. Y todavía hay deudas por pagar.
Los grandes estadistas no se aferran a ideologías extremas. Ni estatismo ni privatismo. Solo interés nacional. Y este es el caso de los liberales que impidieron que aventureros privados se hicieran cargo de explotar un recurso estratégico cuando se descubrió petróleo en 1907. O así como Perón inició negociaciones en 1954 con la Standard Oil pese a su supuesta postura de que toda empresa estratégica tenía que ser estatal. Estaba convencido de que Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), no tenía suficiente capacidad organizativa, técnica y financiera para un esfuerzo para el autoabastecimiento, tal como reconoció en su libro “La fuerza es el derecho de las bestias”.
Una cosa tenían clara los liberales de que hicieron la Argentina moderna a finales del Siglo XIX y del principios del XX y es que no iban a dejar que el petróleo, descubierto en 1907, por entonces ya un recurso con valor estratégico, quedara en manos de aventureros, especuladores, en definitiva, en personajes que no tuvieran la solvencia económica y la cualificación técnica para explotarlo en serio.
Cuando se descubrió el petróleo en Comodoro Rivadavia, en 1907, los descubridores, empleados del Estado que supuestamente buscaban agua para abastecer a las locomotoras de vapor en aquel sur lejano, comunicaron de inmediato tal hallazgo al Presidente de la Nación, José Cornelio Figueroa Alcorta. Ante el descubrimiento, el Gobierno Nacional, de neto corte liberal conservador, supuestamente privatista, impidió que se aplicara a esos yacimientos el código de minería vigente. El Código impedía que el Estado pudiera explotar por sí yacimientos mineros, como era el petróleo y que solo lo podían hacer los privados.
El argumento era que si los particulares se dedicaban a explotar este yacimiento de petróleo se iba a llenar de aventureros, audaces e irresponsables, que iban a hacer un desastre sin llegar a ningún resultado.
Descubierto el 13 de diciembre, ya el 14 de diciembre de 1907, el Gobierno Nacional decretó que se prohibieron “la denuncia de pertenencias mineras y la concesión de permisos de cateo” en un radio de 5 leguas kilométricas (110 000 ha) alrededor del pozo descubierto en Comodoro Rivadavia.
En vez de aplicar el Código de minería que prohibía que el Estado explotara por sí minerales, donde debería encontrarse el petróleo, el gobierno liberal de José Cornelio Figueroa Alcorta aplicó, de manera forzada, el artículo 15 de la Ley de Tierras Públicas N° 4.167 (1903), que permitía al Ejecutivo suspender denuncias mineras en territorios nacionales. En el mensaje al Congreso, Figueroa Alcorta reiteró la necesidad de suspender cateos privados para realizar estudios y definir una política adecuada de explotación pública. El gobierno consideró estratégicamente que el petróleo, por su potencial valor económico y geopolítico, debía ser preservado como recurso estratégico nacional. Esto significó una decisión política y económica de reservar la explotación para el Estado, sin dejarla en manos privadas como preveía el Código de Minería. Siempre siguiendo el sistema regalista de que todos los yacimientos mineros son del dominio del Estado, que nos llega de las Ordenanzas de Toledo.
Lamentablemente la vieja Argentina de hacer negocios sin plata o con plata de la corrupción a costa del Estado, (De los funcionarios del Estado) sigue existiendo. Tienen el límite de la frontera nacional: Porque cuando salen a financiarse en el exterior, que no son políticos ni “empresarios” argentinos, descubren que no tienen ni solvencia económica ni capacidad técnica para la actividad y les cobran intereses altísimos o directamente les niegan fondos. Y entran en default, no pagan sus deudas y sufren el daño sus trabajadores y la sociedad en su conjunto.
¿Y será el Estado Otario quien se vuelva a hacer cargo de yacimientos, de deudas, de fracasos, como lo ha hecho hasta ahora? Se verá entonces, en poco tiempo, si hay cambio serio o no, en la nueva Argentina de Milei. O todo es más de lo mismo.
Por ahora, no todo es Vaca Muerta lo que reluce en petróleo y gas.
Por Walter Hego para El Informante – Energía, Oil & Gas y Minería
